Desde hace más de 20 años, es frecuente escuchar a los médicos, la necesidad que las mujeres a partir de los “XX” años, se realice una mamografía cada 6, 12 ó 24 meses.  

El concepto de mamografía la mayoría de mujeres y hombres ya lo conocen.

Yo recuerdo que en los años 1960, días antes de regresar a la escuela, todos los niños debíamos pasar por los “Rayos X” para determinar si estábamos bien de salud (es decir que no hubieran tuberculosos), existiendo muchos otros sistemas de comprobarlo sin la necesidad de irradiarnos, por ello en la década de 1970 esa práctica fue suspendida.

Mi analogía con la mamografía es pensar en un trozo de asado, una carne que por su espesor debe permanecer un buen tiempo en cocción, cuando es en una sartén se aprecia por fuera cuando se está cocinando o quemando.

Mientras que en el horno microondas la cocción es por dentro, por lo tanto no se ve cuanto está cocido hasta que llega al exterior. 

Igual sucede, para mí, con la mamografía, los rayos están ingresando al organismo y “cocinándolo”, lo que conlleva a crear pequeños coágulos de sangre que conforme se insista en realizar ese “análisis” se continuarán quemando pedazos de carne, venas y sangre.

Durante mucho tiempo se mencionaba que el cáncer a las mamas se daba entre aquellas mujeres que nunca habían tenido hijos o lo habían tenido en edad avanzada, ante lo cual mi respuesta es que posiblemente ese grupo ha abusado de los métodos anticonceptivos orales o algún tipo de hormonas, cuyos componentes químicos les ocasiona ese tipo de tumor.

Sin embargo existen dos interrogantes sin responder: 

¿Por qué los hombres también se enferman de cáncer a las mamas?

¿Por qué han padecido y/o muerto de esta enfermedad, mujeres que han alumbrado hijos entre los 20 y 30 años?

Mi hipótesis, en el primer caso puede ser la cantidad de hormonas de distinto tipos que los hombres acostumbran ingerir por diversos motivos.

En el segundo caso, es que las damas que tienen hijos, desean continuar viviendo con buena salud y empiezan a irradiarse a partir de los 40 años, por ello cuando llegan a los cincuentitantos se les detecta “el cáncer de mama”.